sábado, 8 de noviembre de 2014

La Puerta Final

Lo miré con cierto odio y rencor, las grietas se hacía cada vez más grandes y abismales. Cheshire las observaba con cierta preocupación y me miró seriamente.

-Cada vez son más grandes las grietas y se vuelve más asolador.

No le respondí, no dije nada, solo miraba hacia el frente en silencio. Tiempo después empezaron a separarse pequeños bloques de este infinito mundo. Todo se desmorona, no queda nada, el aire es seco y casi devastador.

Cada vez más, en mi pecho crecía un sentimiento de quiero acabar con todo, algo que me decía que pronto llegaría el final, miré la puerta con cierto desprecio y la patee una única vez, suficiente para hacer a Cheshire hablar.

-¿Serías capaz de romper los lazos con el mundo exterior, y vivir aquí para siempre?

No le respondí, solo parecía indiferente. Me dispuse a caminar tras esto lentamente hacia ningún lugar, caminando sin parar, sabiendo que jamas llegaría a nada.

-Si es lo que quieres yo seré tu guardián mientras duermes, asta que despiertes.

Me dejé caer en el suelo poco después, cerré los ojos lentamente y me acurruqué en mi mismo.

-Alguien vendrá.

Las grietas dejaron de crecer, el mundo dejó de cambiar. Mi cuerpo estaba ahí tirado mientras el gato volvía a la puerta, esperando pacientemente la llegada. Una llegada que posiblemente jamás llegaría.

Así fue como comenzó mi sueño, y mi soledad.

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